Ha apoyado la frente en el cristal
frío, empañado, con trasluz de invierno.
Escribe el nombre de ella y, a través
de las líneas que traza con el dedo,
la ha visto en un paraje solitario
con el mar y las rocas en la noche.
Al fondo, las estrellas: de pronto, las gaviotas
alzan el vuelo como un resplandor
al paso de un falucho. Se ha engañado:
detrás de la ventana hay una calle
que el alba hace más triste, sin un alma,
con coches aparcados.
Tras las líneas comienza a amanecer:
el sol naciente borrará ese nombre
en la escarcha rosada del cristal.
Joan Margarit
3 comentarios:
Siempre se borra el nombre del cristal...
Te echaba en falta.
Un beso
Se te sigue echando en falta
Es verdad, y es cuando la memoria, salva ese nombre.
Gracias por seguir estando a pesar de mi ausencia,
yo también los he echado en falta,
Besos miles para ti siempre!!
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