Una mujer es la historia de sus actos y pensamientos, de sus células y neuronas,
de sus heridas y entusiasmos, de sus amores y desamores.
Una mujer es inevitablemente la historia de su vientre,
de las semillas que en él fecundaron, o no lo hicieron, o dejaron de hacerlo,
y del momento aquél, el único en el que se es diosa.
Una mujer es la historia de lo pequeño, lo trivial,
lo cotidiano, la suma de lo callado.
Una mujer es siempre la historia de muchos hombres.
Una mujer es la historia de su pueblo y de su raza,
y es la historia de sus raíces y de sus orígenes,
de cada mujer que fue alimentada por la anterior para que ella naciera;
Una mujer es la historia de su sangre.
Pero también es la historia
de una conciencia y sus luchas interiores.
También una mujer es la historia de su utopía.
Marcela Serrano